martes, 21 de diciembre de 2010

¡¡¡Fandango!!!



El fin de semana huimos hacia Córdoba porque a Lalito lo invitaron a unos XV años y ya saben que siempre es bueno escaparse de esta caótica ciudad.

Cómo nos entregaron tardíiiisimo el coche en el taller, ya no pudimos salir a la hora planeada ni llegar hasta Veracruz de un jalón; así que pasamos la noche en Puebla.

Por andar buscando habitaciones y, sobretodo, un hotel con estacionamiento; dimos vueltas y vueltas y vueltas por los portales (ya los conocí, de pasada)
Manejamos, dimos vueltas, cotizamos, decidimos e ibamos hacia el hotel pero... ¡se nos perdió la calle! Para cuando llegamos, ya no había disponibilidad y tuvimos que irnos a otro :( Padme nos regaño porque ella sí sabía como llegar al hotel y no le hicimos caso; ¡ah, que adultos tan necios!

Llegamos a Córdoba a buena hora, ya nos estamos haciendo unos ases en eso de leer señalamientos y mapas. Registro en el hotel, a ponernos guapos y ahora sí, empieza la pachanga.

La Catedral de la Inmaculada Concepción es hermosa, la Plaza también, igual el jardín donde fotografíaron a la quinceañera.
Y entrando en detalles de la fiesta: el jardín, increíble. El torito de cacahuate: ¡soy fan! La comida muy rica, se lucieron. La festejada se veía super contenta y muy guapa. La nota la dimos nosotros, que se nos notó lo chilangos a la hora de la bailada, jijiji.

Ahora sí, después de tantos detalles, va el corazón de este post (y disculpas anticipadas si escribo alguna burrada, ya me lo corregirán los expertos)

La familia es parte de una hermosísima tradición que seguramente hemos visto en películas de la época del Cine de Oro o en documentales: el fandango.
Se hizo una ceremonia preciosa para bendecir la tarima donde bailarían y para vestir a la quinceañera. Se le recitaron décimas improvisadas mientras iban colocándole las enaguas, la faja, el rebozo, la peineta de carey, el abanico y una jarana. No tengo palabras para describir las emociones que provoca ser testigo de un ritual así, lo orgullosa que me sentí de ser mexicana y comprobar lo poco que sé de mi país.
Al son de las jaranas, los panderos, las quijadas de burro y los versadores subieron a bailar varios invitados a la tarima (Lalito quería intentarlo, pero no se animó) El ambiente estaba de lo más alegre, empezaron con dos jaraneros y cuando nos dimos cuenta ya eran más de diez, todos saben bailar y tocar extraordinariamente.

Lamentablemente ya no les pudimos seguir el paso, nos perdimos los mariachis y a los huastecos, pero nos llevamos en la memoria ese momento tan espectacular. Muchísimas gracias a Xanat y a su familia, y todas las bendiciones para Diana.


Una hermosa tradición
en Córdoba descubrimos
de la mano de buenos amigos
que nos enseñaron con pasión
del fandango el corazón.
Gracias a los Cruz Trujano,
a su increíble calor humano,
a su hospitalidad generosa
y su manera tan sabrosa
de bailar el zapateado
.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

730

Hace dos años un beso transtornó mi mundo... y todavía no consigo ponerlo en orden.

Cuento de hadas, un príncipe azul y oro.


Montañas por cruzar y miedos que vencer.

Millones de experiencias, sentimientos y hobbies nuevos.

730 días con el corazón en las manos, con tu sonrisa coqueta, con ese brillo maravilloso en la mirada.

730 increíbles días
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Gracias
Thank you
Grazie
Danke